A muchos niños no les gusta escribir, pero cuando el rechazo es constante puede ser una señal de que algo está dificultando el proceso. No siempre se trata de falta de interés o “pereza”: escribir requiere coordinación, fuerza, postura y atención, y cuando alguno de estos aspectos falla, escribir puede resultar frustrante.
¿Por qué un niño puede rechazar la escritura?
- Motricidad fina poco desarrollada: dificultad para controlar los músculos pequeños de la mano y dedos afectando al agarre del lápiz, controlar la presión o hacer trazos precisos.
- Problemas posturales o de motricidad gruesa: falta de estabilidad en el tronco y hombros, lo que afecta al control de la mano.
- Integración sensorial: molestias al sentir el roce del lápiz o mantener la misma posición.
- Aspectos emocionales o atencionales: baja motivación, experiencias negativas previas o dificultad para mantener la concentración.
Señales de alerta
Es recomendable prestar atención si el niño:
- Evita escribir, dibujar o colorear.
- Se queja de dolor o cansancio en la mano.
- Hace trazos ilegibles o muy desorganizados.
- Presenta un agarre inadecuado del lápiz.
- Tarda mucho en hacer las tareas que requieren escritura.
- Se frustra o muestra ansiedad al enfrentarse a tareas de escritura.
Cómo ayuda la terapia ocupacional infantil
El terapeuta ocupacional identifica qué está dificultando la escritura y diseña un plan adaptado a cada niño. Algunas estrategias son:
- Juegos y actividades para mejorar la motricidad fina.
- Ejercicios posturales y de coordinación bilateral.
- Técnicas de integración sensorial para regular la percepción y el control motor.
- Orientación a padres y profesores para reforzar los avances en casa y en el colegio.
Qué pueden hacer los padres en casa
- Usar materiales divertidos (rotuladores, pizarras, arena, plastilina).
- Proponer actividades creativas como inventar historias o escribir notas.
- Evitar presiones excesivas y celebrar cada pequeño logro.
Conclusión
Cuando un niño no quiere escribir, lo más importante es comprender qué hay detrás y ofrecerle el apoyo adecuado. Detectar estas dificultades a tiempo evita frustraciones y le permite ganar seguridad en su aprendizaje.
En NeuroDiver Granada, acompañamos a cada familia y diseñamos programas de intervención que ayudan a los niños a escribir con confianza y disfrutando del proceso.
